Los
órganos de nuestro cuerpo pasan por cambios según avanza nuestra edad, esto
pasa por igual con las glándulas salivales pero de manera comparable. La
capacidad secretora aumenta y llega a su mayor potencia en la juventud y la
adultez, pero su productividad empieza a decaer luego de esto.
En la edad avanzada se presenta una
significativa reducción del volumen de los acinos, acompañada de un incremento
del volumen ductal y de los tejidos estromáticos. Aunque el número de células
acinares se reduce en esta etapa, estas permanencen en gran medida
estructuralmente intactas, por lo que serían aun suficientes en cantidad para
poder llevar a cabo la mayoría de las funciones por lo que serían aun
suficientes para poder llevar a cabo la mayoría de sus funciones. A pesar de
esto las personas ancianas tienden a padecer de una disminución del flujo
salival que perjudica sus procesos de fonación y masticación además de la salud
general de las estructuras bucales.
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